domingo, 30 de marzo de 2008

El beso del dragón

Me encanta el aroma a chis chis de durazno en especial cuando mis labios rozan lentamente el punto ubicado entre sus orejas y la nuca, ese punto que al ser besado hace temblar la espalda sube un frío lleno de mariposas por el estomago que estallan en sus labios en una sonrisa complaciente.

Es un día entre semana por la tarde cuando el sol se oculta lentamente en la sabana de Bogotá dejando ver nubes de un tono naranja, - el cielo de los venados- dicen los que llevan muchos años en esta ciudad; detrás de la persiana azul en el tercer piso del su casa la abrazo con fuerza pero con amor, sus besos cada vez más tibios y profundos se mezclan con nuestra respiración agitada y el sonido de un video musical que en ese momento pasan por Mtv.

- Cierra la puerta

- Está cerrada

- Y ¿tu abuelo?

- Salió

- Bien

Su cabello es muy lindo a lo bien, me encanta cuando está con sus crespos alborotados, no entiendo porque se lo alisa, cosas de mujeres; estamos bajo la cobija de lunas amarillas, lentamente y un poco torpe le quito la blusita besándola comenzando desde su labio inferior bando por su mentón cuello y deteniendo me frente a sus hermoso senos, damos la vuelta ahora ella están encima mío y me besa con ganas – me recuerda un concurso de comedores de sandias- yo me dejo devorar, es como si un felino de cabello ensortijado me tuviera preso y con sus garras comenzara a marcar mi pecho pero ese dolor es lindo, ese dolor tiene un buen sabor.

Agarro sus generosas nalgas con fuerza, siempre me ha gustado su cola es como mi tarita (todo tenemos una); ella ha pedido su jean, el mío desde hace rato esta en el suelo casi debajo de la cama, sus cacheteros azules la hacen ver sublime; que carajos los hombres somos muy visuales y esta imagen me hace sentir en una escena de Emmanuel series, acaricio su espalda e intento zafar el broche de su sostén, una, dos, tres, cuatro…. Hasta catorce y quince veces.

- Espera

En un solo movimiento de sus dedos… y se desliza suavemente dejando libres ese par de generosos senos del tamaño preciso para ser besado acariciados, me siento un Magallanes de sus cuerpo es “la vuelta a los senos en 80 besos”, la abrazo y apoya su pecho contra el mío y sus pezones son como dos cigarros prendidos que al contacto con mi pecho queman y me estremecen.

Vuelta de nuevo, ahora ella está boca abajo y yo acaricio su espalda beso ese punto donde la espalda pierde su nombre y gana la gloria de la admiración, quitando con mañita lentamente sus cacheteros… besomuerdo sus nalgas, aprieto, pellizco…

Comienzo de nuevo a subir besando toda la ruta de sus columna, me detengo lamo un par de centímetros y continúo, me acerco a su nuca y con mi mano izquierda retiro su cabello y ahí está…

El Dragón que vigila su espalda desde la base de la nuca, lo repaso con mi legua como si quisiera borrarlo como si quisiera que quedara impreso en mi lengua, como si quisiera devorarlo antes que él me devore a mí , la batalla a terminado…ella aún tiembla y a mí me tiemblan la piernas, la abrazo costado en cucharita mientras nos arropamos con la cobija de lunas, el dragón queda al nivel de mis ojos y me mira fijamente cierro los ojos y apoyo mi frente enel …

Yyyyyyyy rrrrrrrr yyyyyyrrrr

De fondo “el hada y el mago “ y un dolor punzante de las mil agujas marcado con tinta mi piel aún sangrante me traen de nuevo a la realidad ; en mi espalda una parte de aquél dragón como marca visible de la gran marca invisible que hay en mi alma desde que ella se fue.

Mirando por la Ventana

- ¿qué te pasa? Dime en que la cagué.

Decía Felipe un poco alterado la tarde del sábado.

- Es que pareciera que no me quieres, ¿cómo así que no sabes decirme por qué es que estás enamorado de mi?

Decía Natalia esa misma tarde mientras abrazaba fuertemente un cojín del sofá en la sala de su apartamento (bueno del apartamento de la mamá); a lo lejos se escuchaba la voz ronca y distorsionada salida de un megáfono viejo que lanzaba a los cuatro vientos: - “Un montón de mandarinas por mil Pesos, acérquese señora, es un montón de mandarinas por mil pesos”.

II

Calles llenas de huecos o como dice Felipe: “Las pistas de camper cross del barrio”, dos pizzerías, una iglesia y al lado, la cancha múltiple donde los “colos” meten marihuana y toman vino con pitillo, un conjunto de apartamentos relativamente nuevos donde vive Natalia y donde también hay un celador que vende trago y cigarros a cualquier hora, bordeando el barrio la autopista sur corre polvorienta y con olor a ladrillo quemado hacia Soacha, por el otro lado como limite natural está el canal de aguas negras mas conocido como “el caño”, en donde dicen que los “espantos amorosos” asustan en las noches.

III

Salió del apartamento con paso apresurado y con cara de acontecimiento, tengan en cuenta que no se despidieron con un beso en las escaleras como estaban acostumbrados (ay si esas escaleras hablarán)… bueno, bajó los tres pisos casi corriendo y al salir del bloque se detuvo, exhaló con fuerza y mentó la madre.

Compró un cigarro en la portería del edificio, lo encendió y comenzó a caminar despacio y al llegar a la esquina se detuvo de nuevo y miro hacia la ventana del cuarto de Natalia el cual se encontraba con la luz encendida, pero en ese preciso momento la luz se apagó, era obvio que ella lo estaba espiando por detrás de la cortina, pero estaría quedado tan brava después de la discusión que no quería que el la viera.

IV

El mal genio era en serio, pues llevaba 3 días sin llamarlo, es más, 3 días sin pasarle al teléfono.

V

- Jueputa si no fue para tanto.

Decía Felipe el martes en la noche.

- fresco marica que eso se le pasa, eso es por joder, además sumercé sabe que vieja-que-no-joda-es-hombre.

Decía “el paisa”, un amigo.

VI

Esa misma noche y estando en su casa, encerrado en su cuarto reclinado en la cama escuchando en su grabadora (sin ti/ King changó), se puso a pensar algo que los hombres normalmente no tenemos claro o que simplemente dejamos que sea, sin ponernos a analizar, la cuestión esta del amor, del enamoramiento, del querer y sobre todo el por qué se quiere hasta el punto de la necesidad de la otra persona.

(Mente de Felipe)

- mierda esta loca me hace mucha falta, pero ¿por qué?, qué es lo que me hace falta, en qué momento se volvió tan importante para mí.

(10 minutos mirando el techo y tratando de encontrarle forma a la luz que entraba tenue por la ventana)

¡saltó de la cama¡ como si algo lo hubiera picado, con rapidez dio los dos pasos que lo separaba de la ventana, corrió la cortina y se quedo en silencio mirado, recorriendo con la mirada el muro del colegio que quedaba enfrente de su conjunto; por cierto el colegio de donde Natalia se había graduado.

VII

Ya lo tenía todo listo, solo faltaba convencer al “celacho”.

Bajó a la portería y saludó a Raul (el celador) como siempre lo hacia, pero además de eso le dijo.

- y qué parcero, ¿cómo vamos?

- Bien hombre bien, acá chupando frío

- Si quiere nos echamos un guarito

- Uuuyy no sumercé sabe que en turno no puedo, si se da cuenta la administradora me meto en la hijueputa.

- Todo bien parcero, que yo no le digo a nadie, además esa cucha hace rato debe estar dormida, es mas, nos jartamos un cuartito que tengo acá en la mochila y le comento en negocito que le tengo.

Ya estaban en el último chorrito del cuarto, cuando Raul preguntó:

- bueno y entonces ¿de qué es el negocio?

- Vea parcero, es muy fácil ud no tiene que hacer nada, solo quedarse callado y hacer de cuenta que no está pasando nada.

- Uuu pero que es lo que va ha hacer, ¿no me va a meter en problemas?

- Fresco todo bien que no es nada malo, pille yo necesito hacer una cosa en el muro del colegio, ahí al frente y ya eso es todo, sabe que tome estas 10 lucas y todo bien.

VIII

Pasó la calle despacio mirando hacia los dos lados, eran más de las 3 de la madrugada y la calle estaba desierta, solo a lo lejos se veía la autopista, un taxi que se detenía y un perro en un portón lamiéndose la entrepierna.

Felipe caminó hasta la puerta del colegio, se detuvo y mirando nuevamente que nadie se acercara, metió la mano en su mochila y saco un aerosol con pintura roja, los agitó firmemente durante 30 seg y lo puso cerca de la pared y comenzó ha caminar haciendo una línea a la altura de su pecho, partiendo de la puerta y lentamente siguiendo el muro hacia la esquina.

Lentamente iba dejando su rastro lineal de pintura roja; el sonido de aerosol pareciera estuviera amplificación porque retumbaba en toda la cuadra o eso le parecía Felipe, mientras pintaba contaba los paso: 25, 26, 27 , 28… y así hasta la esquina en donde se agachó a medir ya que un paso era muy largo y pasaba de la esquina.

Ahí mismo, donde finaliza el muro escribió a buen tamaño: 42 pasos, 3 pies, una cuarta y cinco dedos.

IX

Salió como si nada para la universidad como lo hacia para llegar a clase de 7, pero antes de coger el colectivo, pasó por el apartamento de Natalia y dejo deslizar por debajo de la puerta una hoja de cuaderno con una nota que decía:

“ya sé”

Te espero en mi apartamento a las 6 de la tarde.

X

6:03

Suena el citófono y es Natalia.

(Una mujer por mas brava que esté no aguanta la curiosidad)

- Hola.

Dijo Natalia la tarde-noche del viernes.

- Hola… sigue por favor

Dijo Felipe mientras cerraba la puerta a su espalda.

Hubo un silencio de esos entupidos, con un par de miradas media risa y una pregunta fuera de contexto.

- Y ¿qué más?

- a no Felipe si para eso me hizo venir hasta acá, me voy ya.

- ¡No, no, Nata espera, ven quiero mostrarte algo.

Entraron a cuarto, ese mismo cuarto en el que muchas veces dejaron que sus cuerpos se devoraran hasta dejar las piernas temblando y una alegría inexplicable en el corazón

El abrió las cortinas y sonriendo le dijo que mirara, Natalia miró con curiosidad y lentamente con la mirada recorrió toda la línea roja del muro en el colegio, leyó lo que en la esquina estaba escrito… se quedó en silencio y lentamente hizo ese cambio de luces, ese movimiento lento pero calculado que hace con los ojos y se quedó ahí mirando a Felipe.

- Si mi niña, mira, ¿sabes qué significa eso?

- No

- Mira nata la primera que te vi salías del colegio y yo me quedé aquí como embrujado por tu cabello largo , nose, tal vez por tu forma de caminar, pero te seguí con mi mirada, y se que vos me viste porque antes de doblar en la esquina me miraste y sonreíste y ahí supe.

Supe que para enamorarse no se necesita de cosas gigantes o de grandes promesas , supe que para mi bastaron

42 pasos, 3 pies, una cuarta, cinco dedos y una sonrisa.

Para que mi corazón saltara y desde ese día te necesitara, así como te necesita hoy.

XI

Beso largo , dulce, tibio y de abrazo apretado.

En la radio suena

No quiero perderme nada

Ni un segundo entre tú y yo

Quiero saborearme cada gota de tu amor…

(Increíble/Cabas)

Alguien los ve besarse por la ventana mirando desde otro bloque del conjunto… suspira y los envidia.